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Cinco trucos sencillos para revivir tu equipo sin gastar una fortuna.

1. LA LIMPIEZA DE LOS 5 MINUTOS 

Tu PC acumula archivos que ya no sirven y que lo ralentizan. Eliminarlos es como quitar peso de una mochila.

Limpia Archivos Temporales: En Windows, usa el Liberador de espacio en disco (simplemente búscalo). Es seguro y borra la caché, archivos de descarga antiguos y otros restos.

Desinstala lo que No Usas: Si hay un programa que instalaste hace meses y no has vuelto a tocar, bórralo. Ocupa espacio y puede estar ejecutando procesos secretos en segundo plano.

2. DESACTIVA EL ARRANQUE AUTOMÁTICO 

El gran culpable de un arranque lento es la cantidad de programas que se lanzan a la vez con Windows.

La Revisión Rápida: Pulsa Ctrl + Shift + Esc para abrir el Administrador de Tareas. Ve a la pestaña Inicio.

La Regla de Oro: Deshabilita todo lo que no sea tu antivirus. Programas como Spotify, Steam, o Adobe Reader no necesitan arrancar contigo. Tu PC "despegará" mucho más rápido.

3. LA MEJOR INVERSIÓN: CAMBIA A UN SSD 

Si solo puedes hacer un cambio de hardware, que sea este. Si tu equipo aún tiene un disco duro mecánico (HDD), la mejora es colosal.

¿Qué es un SSD? Una unidad de estado sólido. Es como pasar de usar una calculadora de mano a un smartphone.

El Beneficio: Con un SSD, el arranque de Windows pasa de minutos a segundos. Los programas se abren al instante. Es la actualización que más sentirás.


4. MÁS RAM, MÁS VELOCIDAD 

La RAM permite a tu PC hacer varias cosas a la vez. Si abres muchas pestañas o usas programas pesados, la RAM es tu límite.

El Salto de Rendimiento: Si tienes 4 GB de RAM, migrar a 8 GB o 16 GB le dará a tu PC el "músculo" que necesita para no congelarse al cambiar de tarea.

Dato Clave: Si vas a comprar, busca instalar siempre dos módulos iguales (ej. dos de 8 GB), es más rápido que uno solo.

5. EL ENEMIGO SILENCIOSO: ELIMINA EL POLVO 

El polvo acumulado es un problema físico que afecta directamente al rendimiento del software.

El Problema: El polvo obstruye los ventiladores, provocando sobrecalentamiento. Para protegerse, el procesador reduce automáticamente su velocidad de trabajo (se "frena").

La Solución: Usa aire comprimido para limpiar periódicamente las rejillas de ventilación y los ventiladores de tu equipo. Un PC fresco trabaja a su máxima potencia. 


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